ANÁLISIS DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL FORMADOR

En el paradigma conductista o tradicional la construcción del aprendizaje se basa en la modificación de la conducta, externo y visible. A través de un estimulo-respuesta no tiene cuenta los procesos internos del alumno. Se centra en el profesor, los planes de estudio y los objetivos a conseguir.
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El profesor es el que dirige o instruye la formación, dando las pistas o presentando situaciones a través de estímulos para llegar a los objetivos preestablecidos y recibir los alumnos los refuerzos o premios por los objetivos conseguidos.
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En el momento de desarrollar los objetivos planteados inicialmente, el profesor recrea un escenario propicio para que el estudiante pueda llegar a alcanzarlos, haciendo uso precisamente de programas conductistas.
Este enfoque no permite al profesor crear o innovar ya que se basa en conseguir unos objetivos prefijados, los cuales se desarrollan en el proceso enseñanza-aprendizaje.
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El profesor programa y dirige la actividad y participación del alumno siendo esta muy restringida porque están condicionados por el programa a aprender incluso antes de conocerlo.
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El profesor desarrolla una enseñanza por transmisión de datos que el alumno ha de interiorizar y cuyo aprendizaje se basa en la memorización creando alumnos autómatas.
En la práctica el profesor es la persona que domina el proceso enseñanza-aprendizaje, se limita a enseñar y espera que el alumno aprenda. El profesor cree saber todo, la comunicación es unidireccional. El profesor frecuentemente toma decisiones que involucran a sus alumnos pero sin consultar con ellos pasando a ser actores pasivos. No realizan ni son motivados a realizar sus propias investigaciones para reforzar los conocimientos que poseen o le proporciona el profesor.
Un ejemplo de las tareas más comunes que se suelen realizar en aulas conductistas es copiar varias veces frases o palabras, repetir varias veces la misma cosa hasta que la aprenden, y el aprendizaje por memorización.
La evaluación se centra en los resultados y no en el proceso de aprendizaje. No tiene en cuenta otros aspectos como la actitud, la participación, asistencia, trabajo colaborativo o aplicación del conocimiento a problemáticas reales. Si los objetivos son cumplidos generando un cambio de conducta en el estudiante, se dice que la evaluación es satisfactoria.
A pesar de ser un método tradicional y tener muchos detractores, hoy en día es el paradigma educativo más utilizado en escuelas y universidades.
